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Mostrando entradas de diciembre, 2025

Cambiar el campo de juego: liberalismo, radicalismo y el fin del Estado suficiente

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Hay momentos históricos en los que las categorías políticas dejan de describir la realidad y empiezan a ocultarla. La insistencia contemporánea en leer el conflicto político a través del eje izquierda–derecha pertenece a esa clase de errores persistentes: marcos conceptuales agotados que sobreviven por inercia mientras el mundo que pretendían ordenar se disuelve.  No asistimos simplemente a un giro electoral ni a una crisis de liderazgo. Estamos ante una mutación estructural del espacio político, y su incomprensión explica el declive simultáneo de las izquierdas y derechas moderadas en buena parte del mundo occidental.  I. 2008: la fractura del tiempo histórico  La crisis financiera de 2008 no fue solo un colapso económico; fue una ruptura temporal. Hasta entonces, las democracias liberales europeas descansaban sobre una promesa implícita: el futuro sería mejor que el pasado. No necesariamente más justo, pero sí más próspero. Esa expectativa articulaba la legitimidad del ...

Después del fin de la Historia, Moloch despertó

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Durante décadas creímos haber dejado atrás lo peor de nosotros mismos. Europa, exhausta tras su propio suicidio, levantó instituciones, reconstruyó ciudades y convirtió el recuerdo del horror en un ejercicio pedagógico. Parecía suficiente. Parecía definitivo. Y, sin embargo, algo quedó sin resolver. No enterrado, sino dormido. No era un dios antiguo ni una maldición sobrenatural. Era Moloch. No el ídolo de bronce de los mitos bíblicos, sino la estructura profunda que habita toda sociedad humana: la tendencia a descargar la tensión colectiva mediante la violencia, el sacrificio, la exclusión. Una savia negra, como un río subterráneo, que no desaparece con el progreso, solo cambia de cauce. La reconstrucción y el silencio La Europa de posguerra se reconstruyó sobre una paradoja que durante mucho tiempo preferimos no mirar de frente. Como mostró tempranamente Hannah Arendt en Los orígenes del totalitarismo, el mal radical no surge de monstruos excepcionales, sino de personas norm...

El valor del clic: el alpiste digital del Leviatán de la posmodernidad

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En la mitología política de la modernidad, el Leviatán de Hobbes se erguía como un monstruo visible, dotado de rostro, soberano y espada. Su autoridad nacía del pacto social y su poder era reconocible. Pero en la posmodernidad digital, ese monstruo ha mutado. Ya no gobierna desde un trono ni desde un palacio: gobierna desde un entramado algorítmico que se alimenta silenciosamente de nuestras microacciones cotidianas. Hoy, ese Leviatán no exige obediencia explícita: exige clics. Somos austeros con el dinero físico —lo contamos, lo medimos, lo administramos—, o con el esfuerzo personal, incluso con los afectos, pero derramamos clics con la despreocupación de quien esparce alpiste en un parque. Ahí reside la paradoja más profunda de nuestra época digital: aquello que nos parece ínfimo es, precisamente, lo que sostiene a las mayores estructuras de poder del siglo XXI. 1. El clic: la unidad mínima del mercado atencional Herbert Simon, en uno de los diagnósticos más certeros del siglo XX, es...